Ciudad, capital y poder. Uso y resignificación del espacio público en Monterrey


Ciudad, capital y poder. Uso y resignificación del espacio público en Monterrey


0. localización

Cuando se habla de la producción artística o simbólica –y su relación con el capital– igualando las distintas prácticas sea de un país (llámese Guadalajara, Tijuana, el DF, Oaxaca o Monterrey), o de varias regiones del mundo, lo que triunfa es esa naturalización, neutralización, homogeneización que es una de las principales estrategias del capital: ignorar, pasar por encima de las diferencias de producción de valor, de prácticas sociales y hábitos de zonas económicas “regionales” o locales.

Al decidir hablar del “caso Monterrey” trato, dentro de lo posible, de relocalizar el discurso y evitar su naturalización, sea desde la teoría internacional o el centralismo de este país. Desde ese discurso invisible, homogéneo, global que da por sentado que todo analisis, de los diversos fenómenos de la producción simbólica, es válido.

Solo trato de hablar desde una particularidad, desde una terquedad local, que se niega a ser reducida, que se niega a mirarse desde el crisol de los prejuicios externos, desde la ingenuidad, desde la ignorancia, presuntamente inocente.

1. resignificación del espacio público

Las ciudades son ese tejido orgánico donde se van tramando y se trazan las necesidades, deseos e intereses de los distintos grupos sociales que las sobreviven.

en este espacio social dialogan los distintos discursos comunitarios con ese discurso que intenta privatizar el espacio público a través, no sólo de la publicidad omnipresente, sino de los proyectos de desarrollo inmobiliario, de los edificios corporativos y de oficinas que definen de manera determinante el perfil de la ciudad. Dialogan, además, con los planes de desarrollo urbano que constituyen el discurso de la autoridad gubernamental, siempre en complicidad con el aprovechamiento y la ganancia en plusvalía de los terrenos privados favorecidos por éstos.

Como todo discurso de poder, en la ciudad el discurso económico y el político se construyen a la distancia de los intereses de la comunidad y se le imponen como condena.

En este texto trataré de seguir los avatares que, en el espacio público, se dieron en Monterrey y las distintas relaciones que se establecieron entre el capital, el gobierno, la sociedad y las producción (las prácticas) simbólicas en los últimos 15 años. (+)

En este periodo, el espacio público en Monterrey experimentó una desarticulación no solo por 1) la guerra que se desató en sus calles; 2) el trauma urbano que representó la destrucción de sus vialidades por el huracán Alex; que sumados a la crisis financiera que se vivió a nivel global, trajo una serie de rearticulaciones en la relación de sus pobladores, los discursos públicos de sentido, las estrategias de recontrucción urbana, inversión inmobiliaria y su relación con la producción simbólica.

Trataré de plantear y contestar las siguientes preguntas que en este periodo se detectan y definen en las recononfiguraciones posteriores a esta quiebra de la ciudad.

¿Cómo fue el proceso de rearticulación del espacio público y qué implicaciones tiene, –en este paso de la privatización o su ignorancia, su abandono– hacia su resignificación y recapitalización?

¿Hubo un cambio en el discurso de los ciudadanos de lo contemplativo, hedonista, hacia lo participativo?

¿Los corporativos experimentaron o se vieron necesitados de un cambio de discurso a partir del trauma que generó la quiebra de la ciudad en estos años?

¿Hay paralelismos entre las estrategias financieras de los corporativos para salir de la crisis y el cambio en el uso de la producción simbólica?

¿Existe en Monterrey un desplazamiento del capital, de negociar política y económicamente a través de la producción artística (el coleccionismo, la escultura pública, los museos)?, ¿hacia dónde se da ese desplazamiento?

2. partiendo de los síntomas (+)

Desde inicio de los cuarenta, con la fundación del Tecnológico de Monterrey, la lógica del uso de la cultura de los corporativos regios, se monta como una estrategia política de confrontación ideológica en el espacio público contra la “oleada socialista” de la era cardenista, evidente en la producción del mural de González Camarena (El triunfo de la Cultura) y el posterior surgimiento de la primera institución privada promotora de la cultura (Arte A. C.).

Si entendemos la formación de las colecciones corporativas y su proyecto de escultura urbana ligado a las industrias: Teorema Lunar (Manuel Felguérez, 1978), frente a AKRA; Surgimiento (Rafael Calzada, 1979), frente a Daltile; y Homenaje al Sol (Rufino Tamayo, 1980), frente al Palacio municipal; y la fundación de museos privados en los setentas (Museo de Monterrey, Promoción de las Artes, Planetario ALFA), como la construcción de una imágen de benefactoras sociales, en el álgido choque con el gobierno de Luis Echeverría. Si pensamos que el auge global de los productores regiomontanos, a partir de la segunda mitad de los noventa (Rubén Gutiérrez, Mario García Torres; Tercerunquinto), como resultado del pacto de Salinas de Gortari para hacer de los corporativos regiomontanos punta de lanza frente al Tratado de Libre Comercio para Norteamérica, ¿qué fue lo que pasó, a inicio del siglo XXI, que estos mismos corporativos abandonan esta política de promoción de la producción artística de manera aparentemente arbitraria, carente de esta lógica que originalmente establecieron?

A partir de la primera década del siglo XXI, empieza a desmantelarse esta estrategia cultural, casi a la par de que el país es gobernado por un partido de derecha. Algunos síntomas.

En el año 2000, después de 22 años de actividades, FEMSA cierra su museo (Museo de Monterrey), el más prestigiado de la ciudad y utiliza ese espacio para un comedor y oficinas corporativas.

En 2008, CEMEX decide retirar la escultura de Sebastián, Los Lirios, que había edificado en 1987, para ampliar su edificio corporativo.

En 2008 ALFA anuncia que retirará la escultura de Felguérez (Eclipse lunar, 1978), después de que vendió, en 2005, la planta AKRA y la abandonó a la suerte pública, hasta que en el 2009 la retiró del espacio público prometiendo reinstalarla en los terrenos de la Universidad de Monterrey. Cosa que a la fecha, no se ha cumplido.

Hoy, FEMSA, en vez de insistir en la territorialización de sus intereses corporativos, a través de la escultura urbana o el museo-hito, invierte en curadurías por el país y por sudamérica de su colección como estrategia sombra de sus adquisiciones de refresqueras o de las tiendas OXXO. Además hizo una inversión millonaria en la construcción del nuevo estadio de Rayados.

CEMEX en vez de reubicar la escultura de Sebastián, decidió reformar una plaza colindante a su corporativo y, además de un memorial, volverlo un espacio público que sirviera para, según dice Tatiana Bilbao, arquitecta a cargo "activar el tejido urbano en una zona en donde Don Lorenzo fijó su interés”.

ALFA, por su parte, ha “amenazado” desde hace años, más enfáticamente desde 2010, que tan pronto el Papalote Museo del Niño abra en el Parque Fundidora, en una “alianza estratégica” donará su “know how” al Papalote y cerrará el planetario ALFA, cercano a su corporativo, para reutilizar sus terrenos. ALFA, además, patrocinó la Puerta de la Creación, del arquitecto Tadao Ando, en el campus de la Universidad de Monterrey, llamado Centro Roberto Garza Sada de Arte, Arquitectura y Diseño.

Por estos síntomas parece que el uso político y económico de los corporativos 1) ha cambiado de interlocutor, es decir, ya no es el gobierno federal el destinatario, sino que, a través de proyectos públicos, además de tratar de diseñar la ciudad para su capitalización a nivel global, al parecer se dirige a la comunidad;  2) ha cambiado de espacio, ya no el objeto o el lienzo, sino la ciudad, y por lo mismo, 3) cambió el productor simbólico hacia aquel que pueda impactar a la escala de ciudad en sus proyectos; es decir, no el productor individual artístico, sino la agencia de branding y la arquitectura. 

¿Qué fue lo que produjo estos cambios en este espacio de 15 años?

3. un nuevo actor

En septiembre de 2002, en un editorial de velocidadcrítica, desarrollaba el tema de las relaciones de poder, la violencia del narco en el espacio público.

“la inseguridad es hoy la simbolización más evidente de esa distancia entre las aspiraciones del gobierno y la vitalidad social. su presencia ridiculiza y pone en evidencia toda demagogia. (…) la administración (de fernando canales) está siendo significada por el trazo de las ejecuciones de los distintos cárteles del narcotráfico producto de la lucha por la posesión del territorio del estado. esta presencia del narco en la ciudad pone en entredicho y cuestiona la simbolización que tanto el gobierno y la iniciativa privada pretenden hacer de monterrey como ejemplo de desarrollo para el resto del país, vanguardia industrial ajena a la corrupción de la sociedad.

“hoy, más que nunca, estos actos de ajusticiamiento representan el discurso crítico a la incapacidad y el distanciamiento del estado de las reales demandas sociales. el único acto de gobierno en respuesta es la represión (retenes policíacos, prohibición de la transmisión de los narcocorridos).

“pero cada una de las 19 ejecuciones marca un itinerario que, por darse al margen de los puntos de referencia oficial de la ciudad (faro del comercio, macroplaza, planetario alfa, marco...), constituyen un descentramiento, un desafío, al trazado autoritario y se erigen, cada uno, como una conciencia social que marca las calles de la ciudad con una placa que conmemora, como en un anti-monumento, esta situación crítica.”

Es decir, con el inicio de nuevo siglo el espacio público tiene en el narco un nuevo actor que rompe y reconfigura la tradicional relación entre gobierno e iniciativa privada.

4. una guerra en la ciudad (+)

Nada nos preparó, a los diferentes actores del espacio público, para lo que la ciudad experimentó los años siguientes.

Unos días después de su forzada toma de posesión (diciembre, 2006), en un intento de legitimizarse, Felipe Calderón se viste de militar y, en Michoacán, declara la guerra al narcotráfico. Solo dos meses después “pone en marcha el Operativo Nuevo León”. El objetivo de esta guerra, según declaró el Secretario de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña, es “la recuperación de los espacios públicos que la delincuencia organizada ha arrebatado”. Esa recuperación se convirtió en una militarización de la ciudad.

“En las primeras semanas del sexenio el gobierno de Calderón envió al norte más de 3 mil soldados, marinos y policías judiciales”[1] que “patrullaban la ciudad y establecieron retenes en algunas de sus avenidas principales”[2]. La ciudad, además de ser escenario del enfrentamiento entre carteles distintos, tuvo a las fuerzas federales como un nuevo elemento armado que transitaba sus calles. (+)

A principio del 2009, el libre tránsito por las avenidas de Monterrey quedó mermado por los retenes y una nueva estrategia de los carteles, los narcobloqueos[3]. Además, para generar presión hacia el gobierno, aparecieron “los tapados”. Jóvenes y mujeres con niños pequeños que (“por 500 pesos y útiles escolares”, se dijo[4]) bajaban de las colonias marginadas y tapaban las calles principales de la ciudad pidiendo la salida de los militares. Los bloqueos duraban horas. La autoridad solo llegaba a la zona, pero no intervenía. Esta estrategia fue calificada por un miembro del Instituto de Ingeniería Civil de la UANL, como “terrorismo vial”, dado que unos cuantos paralizaban el flujo de cerca de 50, 000 automóviles (75, 000 personas), según sus cálculos.[5]

La ciudad y la sociedad civil de Monterrey, nunca fue mejor representada que por esa multitud de coches barados inútilmente por horas. Esto nos enfrenta a una realidad urbana de las fuerzas que se confrontan. Dos grupos que ocultan su rostro: los tapados y las fuerzas federales, ambos embozados para evitar represalias personales o contra su familia y las autoridades locales que no se atreven a dar la cara. Y la población que antes era espectadora, ahora es actora y, al ser tomada de rehén, es sacada de la indiferencia de sus coches y no se siente representada por ninguno de estos grupos. (+)

El narco instituyó, en “la ciudad más industriosa y productiva del país” una economía otra que competía con y cuestionaba la economía dominante. Basada en un principio común, “la industria de la experiencia” a través de las drogas (legales o ilegales); arraigada, la mayoría de las veces, en un mismo espacio público, el Barrio Antiguo; ellos no a través de la especulación inmobiliaria y su plusvalía, sino por la expropiación del espacio público a través del “cobro de piso”.

5. el abandono de las calles

Según un reporte del Cónsul de Estados Unidos en Monterrey[6], estos bloqueos representaban “un desafío al Estado porque demuestran que el narco puede paralizar la ciudad a su conveniencia.”   

Por si no fuera suficiente, para finales de 2010, se suma un nuevo actor en esta guerra. En uno más de los cotidianos tiroteos, frente al Colegio Americano, en la conocida “zona de colegios” (un intento de secuestro a la hija de un directivo de FEMSA) se enfrentan sicarios con las guardias de FEMSA. Las autoridades, al principio dijeron que se trataba de un enfrentamiento entre bandas, dado que las guardias no tenían en sus coches ninguna identificación. Esa tarde FEMSA sacó un comunicado en el que explicaba los hechos (desmiente el intento de secuestro, dice que sus guardias “pasaban por ahí”). Al días siguiente por toda la ciudad aparecieron cientos de camionetas con el distintivo “seguridad de FEMSA”, hasta entonces invisible. Otro grupo de vehículos armados se visibilizó recorriendo la ciudad. Las llamadas guardias privadas o guardias blancas.

De enero de 2008 a junio de 2011 se registran 1400 muertes en Nuevo León. Solo en 2010 se registraron 620 muertes.[7]

Ante esto la comunidad se repliega y abandona el espacio público, dejándola a merced de estos grupos enfrentados. El Barrio Antiguo que, cada fin de semana y desde el jueves, se volvía zona peatonal donde se volcaban los jóvenes a transitar de un antro a otro, se volvió un desierto, por el cobro de piso y la injuriosa presencia del narcomenudeo.

Un reporte periodístico del 2010, describe “el pasado 30 de julio (el Consulado) ordenó al personal consular y a sus familias no salir entre la medianoche y las seis de la mañana (…) los delincuentes se apoderan de las calles desde las 11 de la noche. (La Jornada, 26 de agosto 2010)

La ciudad vivía en estado de sitio.

6. resignificar lo público en defensa propia

Según Antonio Garza Sastré, director de la Maestría en Urbanismo del Tec, estos raptos propios del ejercicio de poder que implica la alianza entre gobierno y la iniciativa privada, manifiestos en el diseño urbano, han generado una “carencia de empatía por los demás cuando la ciudad misma no provoca el acercamiento de todos en áreas públicas”.

Históricamente el paternalismo de los corporativos ha creado una deuda social y una falta de solidaridad que se manifestaba en la pasividad. Durante décadas las manifestaciones sociales no eran concebidas o, extrañamente, eran los empresarios, apoyados por las familias de distintas clases, quines salían a las calles a protestar contra políticas públicas federales que afectaban sus intereses. Paradigmática es la marcha contra el libro de texto gratuito de 1962.

Si bien en la segunda mitad del siglo XX la protesta social tuvo cierto protagonismo, principalmente de paracaidistas que pedían la regularización de las tierras que ocuparon; o de trabajadores despedidos por el cierre de Fundidora; este ambiente de inseguridad y atropellamiento de los derechos humanos tuvo como resultado un nuevo tipo de movilización pública y solidaridad social. (+)

La primera manifestación contra la inseguridad, en marzo de 2010, es un intento de capitalizar la incoformidad social por parte del gobernador –en complicidad con los medios que explotaban cotidianamente la violencia en la ciudad a través del morbo. Rodrigo Medina convoca a la marcha Unidos por la Paz en Nuevo León. Lo hace en el circuito de la serie Kart, un espacio cercado y privatizado del Parque Fundidora.

¿Desde cuándo o desde dónde, el gobierno tiene la legitimidad de manifestarse contra un agravio que recibe la sociedad debido a la misma inoperancia del estado? ¿por qué convocarla, no en el espacio público, signado políticamente (plaza cívica, frente a un edificio de poder); sino dentro de ese parque temático y convertirla, no en una manifestación política, sino en simulacro, espectacularización por los medios? 

Esto elevó la indignación de la ciudadanía, en vez de matizarla. Un mes después, casi 500 estudiantes de las distintas universidades de la ciudad –privadas y públicas–, organizan por las calles del centro una marcha contra la inseguridad.  

Son las flagrantes ofensas a la sociedad civil, unidas a la inoperancia de las autoridades, lo que generó movimientos como el de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Nuevo León (FUNDENL).

Leticia Hidalgo perdió a sus hijo Roy el 11 de enero de 2011. Hombres armados entraron a su casa y se lo llevaron.

Después de asistir al paso por Monterrey de la caravana nacional organizada por Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, en la plaza de Colegio Civil, el 7 de junio de 2011, Leticia, junto con otros familiares de desaparecidos, deciden organizarse. (+)

Tras inútiles rondas por ministerios públicos y barandillas, Leticia conoce el movimiento de bordadoras y deciden bordar en reuniones cada jueves frente a la catedral. Gracias a la sugerencia de Leticia, se suma, a nivel nacional, en los pañuelos el color verde para los desaparecidos.

Se reunían cada semana a bordar en el kiosco de la Macroplaza, pero otras veces lo hacían afuera de un Juzgado, en una manifestación o en algún acto de gobierno. Lo importante era habitar el espacio público, visibilizar ante los demás esas desapariciones. Su logro es “la sensibilización de una pequeña parte de la sociedad regiomontana que los ubica, no sólo como los ‘revoltosos que marchan’, sino como víctimas de la guerra y agentes de cambio.” (p. 13)

En ese resistir e insistir por el espacio público, el 11 de enero de 2014, el tercer aniversario de la desaparición de Roy, hijo de Leticia, FUNDENL decide apropiarse de una plaza pública, ubicada entre el Palacio de Gobierno y las oficinas del periódico El Norte. En el acto, le sobreponen a la placa original, un poema escrito a propósito de los desaparecidos y, sobre la escultura de cristal diseñada por los arquitectos Agustín Landa  y Adán Lozano[8] (2001), cada familiar pega el nombre de su desaparecido.

“No (es) un memorial. (es) Un dispositivo de esperanza al aire libre”. (Leticia Hidalgo, 11 enero del 2014)

“Este lugar se ha convertido en el centro neurálgico de la resistencia en Monterrey y ha sido visitado por estudiantes normalistas de Ayotzinapa, por madres de migrantes centroamericanos, por el padre Solalinde y el obispo Vera, así como por historiadores del País Vasco.” (Alejandro Vélez)

Lo que me interesa subrayar es que estos actos simbólicos comunitarios son una forma de recuperar y resignificar el espacio público que le fue raptado a la sociedad no solo por la violencia, sino por la arbitrariedad de la planeación urbana, por la ignorancia e injusticia del estado.

El movimiento de Bordando por la paz en Monterrey y la toma de la plaza “el Breve Espacio” (o plaza de los toreros) para resignificarla como la Plaza de los desaparecidos son simbolizaciones sociales colectivas que devuelven el sentido a las calles, y rebasan la producción artística en que tuvieron su origen (sea el colectivo Fuentes Rojas o el poema de Rodrigo Guajardo[9]). (+)

Solo como contraste, que más adelante nos ayudará a comprender el cambio en la significación y creación de sentidos comunitarios, cito dos proyectos artísticos de esta época que tuvieron su origen en Monterrey. En las paredes de un restorán de la zona más prestigiosa de Monterrey, un productor local pone una pintura y una intervención basada en la violencia que acoge a la ciudad (la pintura rigue el patrón de un cristal quebrado por un balazo, la intervención son violentos agujeros en la pared que imitan una ráfaga de disparos).

En el otro[10], se les hace pintar a gente de clase media alta y alta, las metralletas más usadas en esta guerra del narco, contrapuestos con unas pintras de paisaje elaboradas por familiares de militares.

Ambos proyectos están insertos en el mercado del arte (uno comisionado por los arquitectos que diseñaban el restorán y el otro presentado en una galería). Habría que preguntarnos si, estos actos de producción simbólica ¿problematizan (o solo “estetizan”) el “trauma” que los pobladores de la ciudad estamos enfrentando?, ¿o si, el capital propietariza cualquier propuesta al naturalizarla y convertirla en “mercancía” y “decoración”?

Lo cierto es que, no solo por estar en el espacio público, sino por ser una simbolización colectiva y fuera del alcance de cualquier reducción al capital, Bordando por la paz y la toma de la plaza de los desaparecidos generan un más amplio capital simbólico.

A partir de esta crisis del espacio público por la inseguridad, cambiará la relación con la comunidad y la escala y escenario de estas simbolizaciones comunitarias; la reconfiguración de las relaciones entre la sociedad civil, el estado y la producción simbólica.

7. globalización de capital y cambio en el modelo de productor o es el branding, estúpido

Según establece María de los Ángeles Pozas, en su estudio sobre los corporativos regiomontanos, la inserción de estos en la economía global en la primera década del siglo XXI, la logran al aprovechar las redes de valor global y concentrarse en su desarrollo tecnológico (I+D) innovación y desarrollo (+)

“Las empresas deben transitar hacia el desarrollo de ventajas dinámicas del primer tipo, como es la propiedad del diseño, marca e innovaciones tecnológicas. Para empresas mexicanas, la propiedad de la tecnología y la inversión en I+D serían los factores determinantes de supervivencia en las próximas décadas.” (Pozas, 2010)

Los corporativos regiomontanos que sobrevivieron las crisis financiera de finales de la primera década del siglo XXI son los que siguieron estas estrategias (FEMSA; CEMEX, ALFA). VITRO fue el único coporativo que sucumbió a esta crisis.

¿Podemos decir que este vender las áreas en la que no podrán ser competitivos a nivel global porque no son dueños de las patentes (la tecnología) o de la marca, tiene sus prácticas sombra en lo cultural? En la primera década de este siglo, se abandona el apoyo a la producción artísitica, evidente en el cierre de museos o el desmantelamiento de proyectos escultóricos públicos y se apostará al branding, como apoyo a la marca y al impacto, en el espacio público, de los proyectos arquitectónicos.

La globalización de los capitales y el énfasis del capitalismo cognitivo se manifiesta en las industrias de la experiencia, particularmente en la experiencia de juventud.[11] Y el branding es la nueva producción creativa que esa tranformación del capital necesita para hacerlo.

“La creatividad en Monterrey se ha concentrado en el campo de diseño gráfico, branding y edi­torial. Despachos como Danilo Black, Cadena y Asociados y Menos Uno Cero Uno tienen años trabajando para compañías nacionales e inter­nacionales, y las escuelas de la ciudad están produciendo graduados con mucho potencial que están dando a conocer a Monterrey como una fuente de creatividad.”[12]

Esto se evidencia en el cambio experimentado en la educación, en las universidades de Monterrey.

 Finales de los ochenta y principio de los noventa se caracterizó por la apertura de las carreras de arte resultado del apoyo que los corporativos dieron a la cultura. Decenas de graduados de estas carreras se insertaron no solo como productores; sino, sobre todo como parte de la planta administrativa de los centros de las artes, museos, galerías, bienales que surgieron en esta época.

Pero, a principio del nuevo siglo empiezan, no solo a cerrarse algunas carreras de arte, a abandonar al estado los proyectos de producción (el único museo privado que funciona es MARCO y cada dos años la bienal FEMSA); sino que, en las universidades privadas, empiezan a abrirse o darle más importancia a las carreras de diseño. (+)

El Tec, no solo abre la carrera de Diseño Industrial (2000) y Animación y Arte Digital (2007), sino que, estratégicamente, se adjudica Arte A.C. (2009) para incursionar en los próximos años en la formación de diseño gráfico y de modas.

El CEDIM genera una estrategia de reposicionamiento para eliminar la fama de ser una “academia de señoritas” a venderse como punta de lanza en la enseñanza del diseño. Esta estrategia le fue confiada a una empresa de branding (C + A), que no solo diseñó una campaña publicitaria; sino el replanteamiento de su modelo educativo y además una estrategia urbana que implicó la reubicación del campus y apostarle a un edificio-hito diseñado por Fernanda Canales.

Mientras tanto en la Universidad de Monterrey (UDEM), se abrió la carrera de Diseño Textil y de Modas (2004) y se apostó por significar en el espacio público la importancia que daba a estas carreras al encargarle a Tadao Ando el diseño del Centro Roberto Garza Sada de Arte, Arquitectura y Diseño. Por el peso de la firma, este edificio, ha desplazado a las dos esculturas, una de Jorge Elizondo y otra de Fernando González Gortazar que antes eran el ícono de la UDEM.

Este solo gesto nos muestra que el cambio en el comportamiento económico implica un cambio en el modelo de productor simbólico que ahora será la base para esta transformación económica. El auge que, a partir de la última década del siglo XX, tienen las oficinas de branding de Monterrey, se evidenciará en proyectos y en uso del capital simbólico para detonar el capital económico.

8. sí al capital, pero en otra conciencia

En septiembre de 2008 se anuncia la construcción de un nuevo estadio para los Rayados. En una entrevista[13], unos días antes, José Antonio Fernández Carbajal, Presidente y Director General de FEMSA, declaró “el nuevo inmueble deportivo será una obra de gran valor y beneficio para la sociedad, como todas las acciones que emprende el consorcio regiomontano, siguiendo el ejemplo de sus capitanes, Eugenio Garza Lagüera y Eugenio Garza Sada". (+)

El nuevo estadio se construiría en un terreno de 25 hectáreas perteneciente al parque públcio La Pastora.

Desde su anuncio, en el que se presentó la maqueta, el estadio estuvo sometido a cuestionamiento y a irregularidades en el proceso. Por ubicarse en una propiedad pública de vocación ecológica requería tanto la cesión de la propiedad por parte del gobierno estatal, como de la aprobación de SEMARNAT para construirlo. Ninguno de estos trámites estaba aprobado en la fecha de este anuncio.

En enero de 2010 se constituye el Colectivo Ciudadano de Defensa de La Pastora, su lema era “Sí al estadio, pero en otro lado”. Debido a la naturaleza pública y ecológica del terreno emprende una oposición bajo dos argumentos, uno político para defender el bien público y uno medioambiantalista. Ambos instrumentados por dos estrategias. La defensa legal consistía de demandas, impugnaciones y denuncias ante PROFEPA, SEMARNAT y un tribunal administrativo federal. La defensa política estaba definida por protestas públicas y procesos de concientización.[14]

Además el Colectivo siguió una estrategia de comunicación social, a través de redes sociales (facebook, youtube y un blog) con la que contraarrestaba la fuerza con que, en los medios, se defendía al proyecto.

Por insistencia de estas estrategias, el 11 de febrero del 2010[15], la PROFEPA clausura los accesos al predio del estadio pues los trabajos de desmonte y perforaciones de suelo, hechos desde hace más de un año, no estaban autorizadas por la SEMARNAT. Un día después FEMSA emite un comunicado para explicar que, debido a las constantes trabas, quedaba en suspenso el proyecto de construir el estadio.

A dos años y medio de haberse anunciado el proyecto (marzo del 2011) la SEMARNAT rechaza la solicitud que FEMSA había presentado unos días antes para el cambio de uso de suelo, pues las coordenadas que están en el decreto otorgado por el Congreso del Estado a FEMSA, 6 meses antes, están equivocadas. El estadio cedió un terreno a 28 kilómetros de La Pastora.

En mayo de ese mismo año, en vez de seguir otra vez todo el trámite (que duraría casi un año, recordemos que eran fechas electorales, tanto para gobernador como de presidente), FEMSA reingresa la papelería ante la SEMARNAT, solo “borrando y corrigiendo” las coordenadas de la conceción anterior del predio.[16] Tres meses después la SEMARNAT entrega el permiso para la construcción del estadio a FEMSA.

El 27 de agosto de 2011 se lleva a cabo la Marcha de las preguntas. Una manifestación pública desde centro de Monterrey hacia las instalaciones del corporativo de FEMSA, cuyo objetivo era cuestionar públicamente a FEMSA ¿por qué en un espacio público?, ¿por qué, si tienes capital suficiente, no compras un terreno para tu estadio?, ¿por qué en un espacio de vocación ecológica?, ¿qué otros intereses tienes con los mantos acuíferos de este predio, tú, que necesitas 3 litros de agua para producir un litro de cerveza?

La justificación con la que FEMSA defendió siempre la sesión de un espacio público es que su operación “tendría una utilidad pública”, aunque evidentemente era para desarrollar un negocio privado: un estadio donde se vende cerveza, hay restoráns, se venden abonos anuales, se realizan partidos de un club privado y conciertos.

Pero para FEMSA esto significa que “el derrame económico, la generación de miles de empleos y en general, el legado en el que se convertirá esta gran proyecto, servirá de impulso para mejorar las condiciones de vida de los regiomontanos y el desarrollo de nuestra comunidad”.[17]

Siete años después de presentar públicamente el proyecto y la maqueta y salvar una serie de obstáculos a la vista de la sociedad, el 2 de agosto de 2015, con una inversión de 200 mdd, una capacidad de 53, 500 espectadores y con la totalidad de los abonos para la temporada vendidos, se inauguró el estadio BBVA Bancomer. (+)

Dice Claudio Tapia, miembro del Colectivo (88) “El moderno estadio permanecerá como monumento que conmemora el perverso maridaje político-empresarial divorciado de su comunidad”.

No se impidió la construcción del estadio en esa zona. No se salvó parte de ese bosque que oxigenaba un área urbana. No se impuso el estado de derecho ante las alianzas entre los poderes fácticos y el estado. Tal vez el mayor logro de este movimiento fue “fortalecer el activismo social en Monterrey, denunciar lo que no nos parece, indignarse, resistir, proponer, movilizarse y probar que se está dispuesto a participar en soluciones y en la toma de decisiones que afectan la vida pública” (Claudio, 81).

Un cambio que restablece las jerarquías a nivel de conciencia y discursivas entre los corporativos y la sociedad civil.

9. reconstruir, recapitalizar la ciudad (+)

En mayo de 2008, Enrique Norten declara al periódico El Norte, con respecto a su proyecto de la Torre Fundadores (o Torre IVY) que este edificio “dejará abajo al proyecto de la Torre Reforma, que se pretende mida 244 metros y a la Torre Mayor, actualmente el edificio más alto en América Latina, con 224 metros, ambos en la Ciudad de México. [La Torre Fundadores] va a ser el edificio más alto de Latinoamérica [con 290 metros].”[18] Esta declaración antecede a la inauguración de la exposición de Norten en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey.

A pesar de este aparato mediático y legitimador del desarrollo inmboliario que implica la Torre Fundadores, esta nunca se contruyó.

En 2013, Norten regresó a Monterrey (Cátedra CEMEX, Universidad Regiomontana) y, a pregunta expresa sobre este proyecto, contestó, “se murió por la recesión y todo lo demás. Se murió”.[19]

Este “todo lo demás” que “mató” un proyecto inmobiliario como la Torre Fundadores –o le da posibilidad de existencia– es parte de la reconfiguración del espacio público que he tratado de registrar: el cambio de la conciencia y respuesta social ante lo que pasa alrededor, la inseguridad que hace que la ciudad (y sus proyectos) no sean los mismos, la manera de resignificar los espacios públicos, la nueva imagen que deben generarse los corporativos ante la comunidad cuando emprenden proyectos de impacto social y el papel que juegan los productores creativos.

Para evidenciar estas distintas reconfiguraciones en y desde el espacio público expondré dos proyectos que pienso paradigmáticos: el Distrito Valle del Campestre y el Distrito Tec.

En el desarrollo del Distrito Valle del Campestre podemos leer 1) un descentramiento del eje en la postura política e ideológica de los corporativos y 2) un cambio, después de la crisis del 2008, de la fuente del capital. (+)

A finales de los años setenta, en lo que ahora es el Distrito Valle del Campestre, hubo dos hitos importantes que signaron el espacio público con tientes ideológicos. En 1978 se inaugura el Monumento a la Alianza (Los Tubos) de Xavier Meléndez, conmemorando la Alianza para la Producción, estrategia por la cual el presidente José López Portillo, en su sexenio, intenta reconciliarse con los empresarios de Monterrey después de los enfrentamientos con Luis Echeverría, para sacar al país de la crisis económica.

En los mismos años, a pocas cuadras de ahí, en respuesta a la guerrilla urbana que se dio en el sexenio de Echeverría y después del asesinato de Eugenio Garza Sada, en un amplio terreno totalmente rodeado de altas bardas, se establecieron las oficinas corporativas de CEMEX, VITRO y ALFA. El único acceso público a este predio era el Planetario ALFA.

Para rematar la vocación ideológica de la zona, en 1990 una de las calles principales, de las 4 que circundan estos corporativos, cambia su nombre, de Santa Engracia a Ricardo Margaín Zozaya, empresario que, en el entierro de Eugenio Garza Sada, leyó un discurso en claro enfrentamiento a Echeverría.

Con la crisis financiera del 2008 VITRO enfrenta problemas con el manejo de su deuda (que no termina de renegociar hasta 2013).

Una estrategia para resolverla es la venta de los terrenos de sus oficinas corporativas, de altísima plusvalía. Entre 2009 y 2013 VITRO vende a la desarrolladora One Development Group cerca de 148 mil metros cuadrados que utiliza para liquidar una deuda por 69.3 mdd a un fideicomiso de Bancomext[20] y 36 mdd para la modernización de equipo e innovación tecnológica en sus plantas productivas, así como a la disminución de deuda. (el financiero, abril de 2013) (+)

Con esta transacción ODG vuelve un espacio de seguridad cerrado a los corporativos, a fines de los setentas, en un jugoso desarrollo inmobiliario de alto nivel, “el último hogar de los millonarios”, lo llamó Forbes en 2014.

Convocando a arquitectos icónicos a nivel internacional para construir algunas de las torres habitacionales que se edificarían en ese nuevo desarrollo (César Pelli, edificio Sofía; Foster + Partners, Torres Saqqara) el Distrito Valle del Campestre se instituye como el mejor negocio inmobiliario posiblemente del país.

Una de las cosas que llaman la atención de este proyecto dentro de una zona altamente exclusiva, es que, además –o en vez– de ser acompañados por un brochure de venta, es acompañado por la publicación un Manifiesto de más de 80 páginas “para construir una mejor ciudad”.

Este Manifiesto evidencia un cambio en el discurso del capital y un cambio en el interlocutor de este capital. Después de décadas de alianza de la sociedad con el ideario de los corporativos regiomontanos; después de los cuestionamientos en los últimos años a este discurso por los quiebres a los que el espacio público se vio sometido, es necesario intaurar, como inversión de capital, una inversión en el discurso. (+)

El manifiesto consiste de 20 puntos en los que se cubren todas las grietas de lo que se conoce como “desarrollo inmobiliario depredador”. Se establece como sostenible, consultando cada decisión con la comunidad de vecinos, productor de una movilidad equilibrada, de seguridad y vida pública, de espacios públicos disfrutables, de un equilibrio entre lo público y lo privado, generador de una calidad de vida antes que de estatus…

El verdadero valor del discurso de este manifiesto queda claro en la declaración de Bernardo Flores, socio y director de ventas en ODG, que ignora la necesidad de estos “amortiguadores” que representa el discurso de lo social ante la contundencia bruta del discurso del capital que no se inhibe, al decir, “la inseguridad nos ayudó en Sofía porque los sistemas de seguridad que tenemos son tan avanzados y la gente se siente tan segura, que están mejor viviendo en este edificio que en sus casas donde estaban antes. Entonces desgraciadamente por la inseguridad, porque nadie quiere la inseguridad, sí nos ha ayudado a nosotros a vender un poco más”.[21] (Forbes)

Los terrenos del Planetario ALFA, en la administración municipal 2009-2012, segunda de Mauricio Fernández, también accionista del corporativo, cambiaron su uso de suelo a “en Distrito de Desarrollo Específico o Polígono de Actuación”, es decir para desarrollo inmobiliario. Con esto, ALFA posee una reserva de terreno que pronto capitalizará en el Distrito Valle del Campestre

Es importante subrayar que a quienes los desarrolladores le confiaron la producción social de imagen de sus proyectos fue a una oficina de branding (C+A). Los productores artísticos en este tipo de proyectos, operan como “decoradores de interiores”, instaladores en algunas “activaciones”. Al repasar las cifras que se manejan en honorarios en este tipo de proyectos, entre arquitectos, constructoras, agencias de branding, productores artísticos, se evidencia la jerarquía que el capital actualmente establece hacia los diferentes modos de la producción simbólica.

10. distrito tec, ¿reconciliación con los ideales fundadores?

En abril del 2010, motivados por una persecución a un grupo de narcos, el ejército irrumpe en el campus del Tec de Monterrey, abate a dos sospechosos, que son despojados de sus pertenencias e identificaciones para hacerlos parecer como narcos. El día siguiente, cuando el Rector del Tec va a la morgue a buscar a dos estudiantes desaparecidos se reconoce que los pseudonarcos, son estos estudiantes del Tec.

Todo este proceso lleva al mismo rector a declarar que el Tecnológico de Monterrey equivocó su modelo educativo, que debieron educar a sus alumnos, no de manera desideologizada sino con un esquema crítico y social que pudiera evitar las desigualdades y el desmadejamiento de la sociedad, en vez de enfatizar el triunfo del capital. Y, en un acto de coherencia, renuncia.

Declara a los medios, “la culpa de las universidades ha sido la pre­ocupación por preparar alumnos para una alta empleabilidad, con fines monetarios y éxito profesional. Damos muy poca relevancia a nuestra misión de formar verdaderos ciudada­nos, que asuman su responsabilidad social y política para cambiar este país. Los profesores y directivos debemos enseñar con el ejemplo a nuestros alumnos. Ahorita queremos culpar de la inseguridad a un grupo o grupos, cuando en realidad nosotros les hemos dado la tierra fértil para que esto suceda.”[22] (+)

Este cambio de discurso establece una nueva relación con el espacio público. El proyecto Distrito Tec representa el abandono del modelo de campus cerrado e intenta una apertura del campus hacia su comunidad.

En el Programa Parcial de Desarrollo Urbano del Distrito Tec (2015) se establece que el campus del Tec “creará nuevos espacios deportivos, culturales y recreativos que potencialmente se abrirán al uso público, así como creará un cluster de investigación, innovación y emprendimiento que impulse la productividad y competitividad de la ciudad de Monterrey, Nuevo León y México”. (+)

Ambos proyectos hacen énfasis en la importancia de la participación de la comunidad de vecinos. Pero nadie se ha preguntado ¿ qué tipo de participación ciudadana es la que se produce? De acuerdo a la escalera de participación ciudadana establecida por Sherry R. Arnstein, “los primeros dos peldaños corresponden a La manipulación (1) y la terapia (2) y representan los niveles de la ‘no participación’. Son términos utilizados por los ciudadanos más empoderados como sustitutos de la verdadera participación. Son aplicados como herramientas para ‘educar’ a los participantes. Los peldaños intermedios, informar (3), consultar (4) y el aplacamiento (5) representan los niveles de la ‘participación simbólica’ que permiten a los participantes no empoderados escuchar y opinar, sin embargo, en estas condiciones no tienen la certeza de que sus opiniones vayan a ser tomadas en cuenta en las decisiones finales. Por último, los escalones superiores corresponden a la asociación (6) que permite a los ciudadanos poder negociar y participar en intercambios con los ciudadanos empoderados mientras que con el poder delegado (7) y con el control (8) los ciudadanos menos empoderados obtienen la mayoría de ‘asientos’ para la toma de decisiones.”[23]

No es extraño que dentro de este intento de recontruir la ciudad, abatida por el huracán Alex y por la inseguridad, en el Plan de Reordenamiento Urbano de Monterrey (2013-2015) se designe a dos de las 3 universidades privadas fundadas y patrocinadas por los corporativos de Monterrey como responsables de la administración del Distrito donde se establecen (el Tec a cargo del Distrito Tec, la U-ERRE del Distrito Púrisima-Alameda, la UDEM es la excepción que nada tiene que ver con el desarrollo de Valle Poniente)  

Como en el inicio del siglo XX, es a través de la educación que los corporativos encausan, justifican y diluyen sus intereses, ahora ya no en el lienzo del arte o dentro de las salas de galerías y museos; sino en la escala más contundente y visible del espacio público.  

11. uniendo los puntos

Tal vez en este texto nunca se habló de la valor del arte y su lugar en la sociedad. Tal vez esta estructura de fragmentos dejó muchos espacios vacíos. Pero es exactamente desde estos vacíos, desde donde tal vez nos permitamos unir los puntos para contestar y plantearnos algunas preguntas con respecto a la producción de valor del arte, partiendo de un caso particular.


Cholula, octubre 2016. Sitac XIII.




[1] Duda cónsul de EU de eficacia del Ejército en lucha antinarco La Jornada, 10 febrero, 2011

[2] Plaza de la esperanza, Barrio antiguo (2014)

[3] Solo el 16 de agosto de 2010 se registraron 20 narcobloqueos en la ciudad. (La Jornada)

[4] “las protestas llevadas a cabo en Monterrey fueron orquestadas por el narcotráfico para boicotear los operativos que los soldados y los policías federales realizan en esa región.” (El Confidencial, 19 de febrero de 2009); “Jóvenes pandilleros reclutados por narcotraficantes roban y secuestran autos, camiones y autobuses, para bloquear el tráfico y cometer otros delitos. Otros llegan de colonias marginadas para protestar contra la presencia militar y cada vez más reciben equipos para monitorear a las fuerzas de seguridad.” (La jornada, 26 de agosto de 2010)

[5] falta cita (periódico)

[6] citar fecha (La Jornada, 26 de agosto)

[7] “A partir del primer trimester de 2010, las estadísticas oficiales registran el aumento de la violencia en Nuevo León, al reportarse 85 casos, prácticamente el doble de los homicidios cometidos en el último trimester de 2009. Para el period de 2010, se contabilizaron 211 homicidios, para el tercer trimester, 198 y de octubre a diciembre de ese año, 126. (La Jornada, 17 de junio, 2011)

[8] “La Plaza El Breve Espacio, una estructura transparente, diseñada por los arquitectos Agustín Landa y Adán Lozano, que alcanza unos seis metros de altura y es visible desde las calles circundantes.” (El Barrio Antiguo, 8 de mayo 2015)

[9] Originalmente el nuevo nombre de la plaza fue La transparencia de la víspera, por una línea del poema que se puso también en la plaza.

[10] Damián Ontiveros, La memoria del fuego. Galería Alternativa Once, 15 de agosto de 2012. Garza García, Nuevo León.

[11] Brea establece: “El joven se convierte en el modo de ser paradigmático del sujeto contemporáneo. Como respuesta a sus demandas, emerge y crece imparablemente una nueva industria orientada justamente a proporcionarle al sujeto instrumentos de autoconstrucción, toda una indus­tria de la subjetividad, del espíritu, cuya tarea se define en el orden del trabajo inmaterial –la producción de sentido y pasión, de efectos de significado y deseo– del trabajo intelectivo –que define el nuevo estatuto del capitalismo avanzado en los términos de un capitalismo cultural”, El tercer umbral. Estatuto de las prácticas artísticas en la era del capitalismo cultural, Murcia, CENDEAC, 2004, p. 139.

[12] Blog Diseñalcoholic

[13] ESPN, 5 de septiembre

[14] Peredo, Ximena (2016, 29)

[15] Sigue cronología de Mural.

[16] Claudio (2016, 78)

[17] El Norte, Inserto firmado por Jesús González Ornelas. 18 nov 2011,

[18] Abraham Vázquez,”El edificio más alto de AL”, El Norte, 19 de mayo de 2008, sección Vida. En este afán de destacar mediáticamente hay que recordar que ya el Faro Del Comercio De Barragán es “Monumento más alto de Latinoamérica”.

[19] Milenio, 17 de junio 2013.

[20] (El Norte, 28 abril 2013)

[21] http://scl.io/ABkhHjxx#gs.JEqXauQ

[22] Jéssica Castañeda, “Urgen a sacudirse la indife­rencia”, El Norte, sección Vida, 12 de abril de 2010.

[23] Arnstein, Sherry R. “A Ladder of Citizen Participation,” JAIP, Vol. 35,No.4,July 1969.